1. Cada vez que te sorprendas culpando, justificando o quejándote deslízate el dedo índice de un lado a otro del cuello, como gesto desencadenante del recuerdo de que estás degollándote financieramente hablando.
2. Haz un INFORME al final de cada día, anota una cosa que haya ido bien y una que haya ido mal. Después escribe la respuesta de la siguiente pregunta: < ¿Cómo he creado cada una de estas situaciones?>. Este ejercicio te mantendrá como responsable de tu vida y te hará consciente de las estrategias que te están funcionando y de las que no.
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